Flujo Estacional


Flujo Estacional

 

 

        I.

Primavera

 

 

       1

Así como se renueva la naturaleza,

así como se renueva de invierno a primavera,

así como se renueva el nuevo ciclo,

 así como la serpiente muda de piel,

 

y el águila renueva su plumaje,

así también la tierra se renueva,

 fiel a su ciclo eterno, sin cesar.

Los campos florecen, los ríos cantan al sol,

 

 y el aire se llena de un nuevo cantar.

Los árboles despiertan de su letargo,

y las flores brotan, cual si quisieran volar.

 

 La vida renace, cual ave en el mar,

y todo se llena de un nuevo color.

La primavera llega, ¡qué maravilla!

 

Y el mundo se viste de un nuevo esplendor.

 

        2

Cambiar el traje de la tristeza oscura

por el traje de la alegría radiante,

dejar atrás la noche, su cortina dura,

y recibir al nuevo día, triunfante.

 

Renovar cada pensamiento,

cada sentir, purificar el alma,

encontrar la paz, dejar atrás el miedo

y comenzar a vivir, abrir

 

el corazón a una nueva luz.

Como el árbol que muda su vieja piel,

 y florece en primavera, hermoso y fuerte,

así el alma humana puede sanar

 

y crecer, superando las tormentas con gran suerte.

Y al renovarnos, el mundo se transforma,

 pues somos parte de un todo, de una forma.

 

 

        3

Si cada uno renueva su interior,

y cambia el traje de la oscuridad,

 por el de la esperanza, con gran fervor,

 la sociedad entera brillará.

 

Como el alba que despierta la humanidad,

y el sol que ilumina cada rincón,

 la renovación personal es la semilla,

que dará frutos de unión y de amor.

 

Debemos sembrar en nuestros corazones,

la semilla de la paz, la fraternidad,

y así construir un mundo de ilusiones,

 

 donde reine la justicia y la libertad.

La renovación social es un ideal,

que cada uno debe hacer realidad.

 

 

        4

En este rincón del mundo, donde el sol

 besa la piel con su calor constante,

 la primavera es reina, exuberante,

y el verano eterno, su fiel complot.

 

Las flores exóticas, de intenso olor,

visten los árboles con su esplendor,

 y las aves cantan sin cesar,

con amor, en un concierto que nunca

 

tiene fin. El mar, cual espejo de cristal,

refleja la inmensidad del cielo

 azul profundo, y la brisa acaricia,

 

 suave y lento, la piel desnuda, en un

abrazo profundo. Así es el trópico,

un paraíso terrenal, donde

 

la naturaleza siempre está en flor.

 

       

5

 

Si cada uno renueva su interior,

y siembra en su mente una nueva luz,

 la educación florecerá con vigor,

 y la sociedad entera se renovará.

 

Como el árbol que en primavera

 reverdece, y ofrece frutos sabrosos

 y sanos, así la educación, con amor,

 ofrece conocimientos para todos los humanos.

 

Y junto a ella, la justicia florecerá,

 sembrando igualdad en cada corazón,

 y el medio ambiente, cuidado y reverenciado,

 

será el hogar de toda la creación.

La primavera de la renovación llega,

y un nuevo mundo empieza a florecer.

 

 

 

        6

El arte y la ciencia, unidas en la mente,

 nos revelan los misterios del ser.

 La una, con pasión, el alma enciende,

la otra, con razón, nos hace crecer.

 

La ciencia explora el cosmos, lo infinito,

descifra los códigos de la materia,

y el arte, con su pincel, con su escrito,

nos muestra la belleza, la alegría.

 

Juntas, nos guían en este viaje eterno,

 a través del tiempo y del espacio inmenso.

La ciencia, un mapa, el arte, un verso,

 

 nos llevan a un mundo más consciente.

Así, el ser humano, en su esencia profunda,

encuentra en el arte y en la ciencia, su mundo.

 

        7

El arte y la ciencia, unidas en la mente,

 nos revelan los misterios del ser.

La una, con pasión, el alma enciende,

 la otra, con razón, nos hace crecer.

 

La ciencia explora el cosmos,

lo infinito, descifra los códigos

de la materia, y el arte, con su pincel,

con su escrito, nos muestra la belleza, la alegría.

 

Juntas, nos guían en este viaje eterno,

 a través del tiempo y del espacio inmenso.

 La ciencia, un mapa, el arte, un verso,

 

nos llevan a un mundo más consciente.

Así, el ser humano, en su esencia profunda,

encuentra en el arte y en la ciencia, su mundo.

 

 

        8.

En este rincón del mundo, donde el sol

besa la piel con su calor constante,

la primavera es reina, exuberante,

y el verano eterno, su fiel complot.

 

Las flores exóticas, de intenso olor,

visten los árboles con su esplendor,

y las aves cantan sin cesar, con amor,

en un concierto que nunca tiene fin.

 

El mar, cual espejo de cristal,

refleja la inmensidad del cielo azul

profundo, y la brisa acaricia,

 

suave y lento, la piel desnuda,

en un abrazo profundo.

Así es el trópico, un paraíso terrenal,

donde la naturaleza siempre está en flor.

 

 

      II.

Verano

 

1.

Ardiente sol, en el cenit del día,

 ruge tu calor, abrasa la piel.

El cielo, lienzo azul, de algodón

se adorna, y la brisa, soprano,

 

canta sin igual. Verano pleno,

con su esplendor dorado, celebra

 la vida, con júbilo y fervor.

Atardeceres, en fuego,

 

se han pintado, violeta

y naranja, en un lienzo de amor.

Así, la naturaleza, en su esplendor,

 

nos brinda un espectáculo sin par.

La tierra canta, el mar nos susurra,

y el alma, en armonía, se entrega al sol.

 

¡Oh, verano!, tu belleza embriaga,

 y en tu calor, encontramos paz y dicha.

 

2.

Calor que abrasa, piel que se humedece,

 brilla el sol intenso, en el firmamento.

El viento cálido, mi cuerpo mece,

y siento el alma, en pleno tormento.

 

Los sentidos despiertan, uno a uno,

la vista se deleita, con el azul del mar.

El olfato, embriagado, por el aroma

del junco, y el oído, atento, al canto

 

del coquí. La piel, que se estremece,

con el calor del día, y el corazón,

que late, con alegría. El sabor de un coco,

 

fresco y dulce, y la brisa marina,

que me acaricia. ¡Oh, verano!,

en ti encuentro mi refugio, y en tu abrazo

 

cálido, mi alma se renueva.

 

 

3.

 

En Borinquen, la isla del encanto,

El 25 de julio, un crisol de fe.

 Santiago el apóstol, es santo patrono,

 Y la patria, su historia, vuelve a nacer.

 

Con júbilo, se festeja la nación,

 En unión, se canta, se baila y se ama.

 La bandera ondea, con gran emoción,

Y el corazón puertorriqueño, inflama.

 

De la invasión, la lucha por la libertad,

 La Constitución, un hito en la historia.

Y el cuatro de julio, aunque otra nación,

 

Se celebra, en esta tierra gloriosa.

Así, en un solo día, se entrelazan,

Tradiciones y fiestas, que nunca olvidarán.

 

 

4.

 

En Borinquen, la isla del encanto,

El 25 de julio, un crisol de fe.

 Santiago el apóstol, es santo patrono,

Mas sombras de un pasado, aún perduran.

 

Con júbilo, se festeja la nación,

 Bajo el manto de estrellas y barras.

 La bandera boricua, en tensión,

 Con la ajena, en un juego de amarras.

 

De la invasión, la lucha por la libertad,

 La Constitución, un pacto desigual.

Y el cuatro de julio, una herida abierta,

 

 En el corazón de un pueblo ancestral.

Así, en un solo día, se entrelazan,

Identidades, en un complejo abrazo.

 

 

III.

Otoño

 

1

 

No hay fruto fácil en el árbol de la vida,

ni gloria sin la lluvia que fecunda.

Cada logro es una semilla sembrada

que exige sol y riego para ser abundante.

 

La mente es un jardín que hay que cultivar,

y el alma, un campo que debe ser labrado.

Sueños son las semillas que debemos plantar,

 y el esfuerzo, la herramienta que los ha forjado.

 

Así como el otoño viste de oro y carmín,

la vida nos regala sus frutos dorados.

Mas antes de la cosecha, el invierno

 

inminente nos recuerda que nada

es eterno y nada es dado. Por eso,

 siembra hoy tus sueños y lucha sin fin,

que el otoño de la vida es más

sabroso cuando es ganado.

 

 

2:

 

No hay triunfo fácil, ni victoria barata,

cada meta es una cumbre que escalar.

 El éxito es fruto de una larga batalla,

 y la felicidad, un tesoro que ganar.

 

 La vida es un campo donde sembramos sueños,

y el tiempo, el labrador que los hace crecer.

Con esfuerzo y tesón, venceremos los miedos,

 y lograremos todo lo que deseamos tener.

 

Mas no olvidemos que después de la siembra,

 viene la cosecha, y con ella, la alegría.

 La vida nos recompensa por nuestra diligencia,

 

 y nos llena de paz y armonía.

 Así que siembra hoy tus sueños con alegría,

 y recoge los frutos de tu labor con valentía.

 

 

3:

 

La vida es un combate, una lucha sin fin,

 donde cada día es una nueva batalla.

 No hay descanso para quien quiere triunfar,

ni paz para quien busca una meta alta.

 

El éxito es un fruto que hay que conquistar,

 y la felicidad, un tesoro que hallar.

La suerte puede sonreír o abandonar,

 mas el esfuerzo es la clave para avanzar.

 

Así como el otoño nos enseña a soltar,

 también nos enseña a renovarnos y crecer.

 La vida es un ciclo que nunca se detiene,

 

 y nosotros debemos seguir adelante.

Por eso, levanta la cabeza y sigue tu camino,

 que la victoria te espera al final del camino.

que siempre hay espacio para la experimentación

 

 

 

IV.

Invierno

 

1

En esta tierra bendecida por el sol,

donde el invierno es brisa y suave lluvia,

 anhelamos la unión, el alma en comunión,

que nos lleve a un futuro sin dolor.

 

Canciones de paz, de fe y de amor,

que acallen las discordias que nos arruinan,

 y hagan florecer en cada corazón,

 la semilla de la esperanza que ilumina.

 

 

2:

La naturaleza, sabia y eterna maestra,

 nos enseña a vivir en armonía,

 a respetar la vida, en cada esfera,

y a encontrar la paz en la diversidad.

 

La lluvia fertiliza, el sol calienta,

 y juntos crean la vida, la belleza,

así seamos nosotros, cual tormenta,

 o cual brisa suave, que acaricia.

 

 3:

 

El invierno tropical, con su suave frío,

nos invita a la reflexión, al sosiego,

 a renovar el alma y el espíritu,

 y a dejar atrás todo aquello que nos ciega.

 

 Como el colibrí que busca el néctar nuevo,

 busquemos en nuestro interior la fuerza,

para construir un mundo más hermoso,

donde reine la paz, la justicia y la pureza.

 

4:

 

Soñemos con un mundo donde reine la paz,

donde la hermandad sea nuestra bandera,

y donde el amor sea la fuerza que nos alza,

más allá de cualquier frontera.

 

Que los rayos del sol, en nuestro corazón,

 enciendan la llama de la esperanza,

y nos guíen hacia un nuevo amanecer,

 donde todos juntos podamos alcanzar.

 

 

Fernando José Padilla donfjp fjp


 

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